Thursday, January 24, 2008


He salido hoy en busca de una frangiapani.
Sí, esa florcita que tu me recogías por todo el camino
desde tu casa hasta la mía
y las metías, toditas ellas,
en una bolsa de papel.
Y aquel perfume, era el mejor de los regalos.

He salido, he bajado y he subido la loma de nuevo,
tan solo para buscar una frangiapani especial.
Una que tirada al lado de la carretera estaba.
Una que recogí y con su dulce aroma recordé todo de mí, de quién era yo.
Recogí la frangiapani y me la llevé conmigo,
por un trayecto bajo la dulce lluvia.

Caminé y llegué,
al sentarme en una hamaca en el patio de la casa,
a la conclusión de que la frangiapani eras vos,
y me la devoré por pedacitos.

Pero al segundo pedazo, se me atragantó de pelos la garganta.
Pelos que no se de quién son, si de da la gata de la vecina o de la frangiapani.
Una frangiapani envenenada para que me volviera loca por vos.

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