Lo que aun queda

Lo que aun queda del Parque Nacional Tayrona,
lo he recorrido de nuevo hace poco con Anita,
mi hermosa amiga paisa.
Lo que aun queda digo, porque tristemente se nos van
achicando cada vez mas los lugares recónditos y bellos,
los sitios inalterados que ofrecen refugio a la vida animal.
Mi impresión? Luego de cinco años de ausencia,
la escencia del Tayrona cambia pero también permanece.
Más gente, otra zona de camping, esta vez en el Cabo,
mejor infraestructura y más organización.
Pero la misma energía mágica de un lugar de naturaleza imponente,
dónde la selva se junta con el mar.

Más gente, pero también más cultura, charlas educativas al entrar
al parque y una invitación explícita a cuidarse de no
botar basura, por ejemplo.
Aplausos para los que le están metiendo mano al parque.
Y a todos los visitantes,
cuidémoslo.


En realidad vi muy poca basura a pesar de tanta gente, y bastante
cuidado y respeto por lo natural, excepto por las colillas de cigarros
que encontré a tutiplén por la playa regados.
¿Saben lo desagradable que es sentarse a la luz del sol de la primera mañana
a realizar los estiramientos matutinos y respirar el aire puro de la Sierra
y encontrarse al lado de uno las colillas viejas de los cigarros de ayer?


Booh! por los que aún fuman y no recogen.
A todos, anímense a visitar el parque de forma sana y consciente,
es uno de los patrimonios más importantes de Colombia
y un sitio sagrado para las comunidades indígenas que aún cerca, habitan.